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domingo, 21 de mayo de 2017

Te jubilaste y seguís corriendo?

Te jubilaste y seguís corriendo? Me preguntaron hace poco hasta con un dejo de desdeño...
Cómo si en esta latitud del mapa fuera tan fácil dejar de correr.
Y sí, sigo corriendo.
Sigo corriendo porque en este país una vida dedicada a la docencia, llegando a las escuelas a dedo, en tractores que llevaban la lechuga a las quintas, a veces caminando, a veces a pie y muy, pero muy al final de la carrera en un autito que fue comprado con mucho sacrificio, hipotecando años a favor de un sistema perverso, no alcanza para tener una jubilación digna.
Sigo corriendo porque puedo y porque quiero, también porque no tengo alternativa. No porque nadie me obligue. Porque esa es mi esencia misma.
Sigo corriendo porque tengo metas por cumplir, porque tengo sueños, porque estoy viva.
Sigo corriendo porque ninguna persona ni ningún gobierno me va a decir que a mis 51 años la vida se termina, que no hay nada más que hacer.
Y sobre todo, sigo corriendo porque disfruto cada minuto de  la carrera que elegí correr.

Pobre de aquel que ha dejado de correr.

lunes, 20 de marzo de 2017

RELATOS ADOLESCENTES - PARTE XVI

Viernes 1 de Noviembre de 1985






" En mis sueños"


Hoy te encuentro en mis sueños y te pido
te conviertas pronto en realidad, 
inunda mi corazón de fantasías,
hazme sentir una mujer de verdad.
Hoy te sueño en mis sueños y en tí veo
todos mis sueños hechos realidad
todo mi mundo lleno de alegría
y mi alma repleta de ansiedad.
Hoy quisiera tenerte aquí, a mi lado,
para poder hacer tus sueños realidad,
para quitar de tí toda agonía,
para alejar de tí la soledad.
Y por más que te espero y desespero,
por más que pido a gritos tu llegar,
tus pasos no atraviesan esa puerta,
tus brazos no se extienden en mi espera,
tus ojos no se encuentran con los míos
y parece que nunca llegarás.



Por todo lo que vengo escribiendo desde hace un tiempo, si alguien leyera esta poesía podría pensar que estoy soñando con Roberto. Pero no, no la escribí pensando en él ni en nadie en especial.

Simplemente apareció en mi mente, tal vez porque me siento sola y siento, ésto es lo peor, que nunca voy a lograr salir de esta soledad. Necesito sentirme querida, sentir que quiero a alguien y que ese alguien también me quiere.

¡Qué difícil!

A veces empiezo a creer que, simplemente, el amor es algo que se inventó para los demás y no para mí, algo que me está vedado, prohibido.

Pero me niego a creerlo, ¿por qué?, ¿qué tienen los demás que yo no tenga? ¿Soy acaso un bicho raro con un mal incurable del que todos tienen miedo de contagiarse? ¿Soy eso?

Ya no sé qué creer...

Con respecto a Roberto, mi mosquito, ya no pienso tanto. Tal vez sea porque no lo veo. No sé. Pero se está borrando un poquito de mi cabeza

miércoles, 15 de marzo de 2017

RELATOS ADOLESCENTES - PARTE XV

Jueves 24 de octubre de 1985

Hoy cumplo 20 años y decidí hacer huelga de brazos caídos: en todo el día no toqué nada de la escuela.

Cuando salí del Profesorado pasé por la casa de Claudia. Creo que esta semana me la pasé más en la casa de ella que en la mía. Al llegar todos se me colgaron de las orejas, me abrazaron y desearon feliz cumpleaños. Mabel, que me quiere como a una hija, igual que el Gordo, se la pasaba abrazándome y diciendo, mientras se quedaba mirándome:

- Mi negrita...Veinte años... Mi negrita...

A la tarde vino Patricia, me regló una tarjeta hermosa, realmente hermosa... También me trajo una billetera de cuero (la verdad... ¡me hacía falta!) y un par de aritos que me mandaba la madre.

Todo el tiempo, desde ayer, tenía en la cabeza que iba a ver a Roberto. Se me pone una cosa en la cabeza y seguro que pasa. Pero durante todo el día no lo vi...

A la tardecita salimos con Patri a dar una vuelta, fuimos a tomar mate al kiosco de tío y al volver nos pusimos a mirar una vidriera. Ya había perdido las esperanzas cuando Patricia lo vio doblando a la esquina con "el novio" (le digo así a un amigo con el que anda todo el día y al cual no le conozco la cara porque siempre lo miro a él).

Creo que di la vuelta a la manzana corriendo. Doblé por Rivadavia y aminoramos el paso. ¡No fuera que me viera corriendo y se diera cuenta!


De pronto empecé a temblar toda, el corazón parecía querer salirse de mí; estaba parado en la puerta del club.

Cuando pasé a su lado mi saludó de una forma.... ¡Y no dejó de mirarme ni un minuto!

martes, 14 de marzo de 2017

RELATOS ADOLESCENTES - PARTE XIV

Domingo 20 de octubre

Las cosas en casa marchan sobre rieles. Sabiendo donde está la herida es más fácil curarla.

Mamá, papá y Gustavo fueron a visitar a la abuela a Turdera.

Yo me quedé con Laura. Al rato de irse cayeron Patricia y Rosana. Estuvimos toda la tarde juntas. ¡Y yo tenía que estudiar! Jugamos a la paleta, tomamos mate, charlamos, embromamos. Como íbamos a ir al cine con Patricia ella se fue a cambiar.

Cuando terminé de arreglarme volvió con una cara que le llegaba al suelo. Jorge había venido ayer a la tarde y recién hoy a las 18.30 hs la fue a ver, y no le dió nada de bolilla.

Espero que sea una tontería. No sé qué sería de Patricia sin Jorge.




miércoles, 8 de marzo de 2017

RELATOS ADOLESCENTES - PARTE XIII

Sábado 19 de octubre de 1985

Mamá y Patricia hablaron. Todo se aclaró.

¡Ah! Con todos los problemas me olvidé de escribir que el jueves a las 8:05 de la mañana, me encontré con Roberto en la esquina de casa y nos saludamos.

¡Qué cosa! ¿Por qué no me lo puedo sacar de la cabeza?

No sé.

Cuando estuvo Sandra, hoy a la tarde, se me escapó que me gustaba un chico y tuve que decirle el nombre. Cuando se lo dije se puso chocha, me dijo que lo conocía, que vivía por la casa, que era un pibe buenísimo, que todo el mundo lo quería, etc., etc., etc.

¡Ay! Me gusta. Pero tengo miedo que me guste demasiado y a él nada más le caiga simpática. Tengo que pensar un poco en esto para que después la caída no sea peor. ¿quién me mandó?

Deseo tanto que ésto se haga...

Hasta tercer año no me gustó ningún chico. En cuarto y quinto (¡dos años!) me empezó a gustar uno. No valía nada como persona. Pero me gustaba, no sé por qué. Nunca sufrí tanto. Porque además tenía novia, esto fue ayudando a que me hiciera a la idea de que tenía que olvidarme de él. Hasta que un bendito día, en una hora libre, nos pusimos a charlar entre todos. Alguien le preguntó qué le pasaba y él, no sé cómo, empezó a contar que había empezado a salir con ella por lástima cuando se le murió el padre, pero que ahora se había dado cuenta que la quería. ¡Para qué! Mis ratones comenzaron a trabajar de nuevo. Nunca pasó nada. Nunca me habló. Eso ayudó a que fuera olvidándolo de a poquito.

Cuando terminé quinto año ya no me importaba pero tenía miedo de enfrentar una relación, creía siempre que yo me iba a enamorar y el otro no. Bueno, no sé, de todo esto recién me doy cuenta ahora. Me hablaron muchos chicos y a todos les decía que no. Ningún pibe me importaba o llegaba a impactarme lo suficiente.

Con Roberto es algo distinto. No sé qué tiene (esto lo debo haber dicho treinta mil veces), es algo que me gusta, me atrae. Cuando bailamos conversamos y me siento como si lo conociera de años. Bailo y bailo y no me canso. Es algo especial. Tanto que no puedo decir si es lindo o feo, si es rico o no, porque me gusta él, su forma de ser.

Tal vez todo esto es muy prematuro... Qué sé yo... Pero deseo tanto que me hable... 

Ahora, después de hablar con Patricia  y Rosana, sé que si me hablara le diría que sí con toda mi alma.

Será por todo esto que no puedo encontrar las palabra que expliquen exactamente lo que me pasa, que tengo miedo que lo de él para conmigo sea nada más que simpatía, que solamente le haya caído bien. Y no quiero hacerme demasiadas ilusiones. ¡Pero no puedo!

lunes, 6 de marzo de 2017

RELATOS ADOLESCENTES - PARTE XII

Viernes 18 de Octubre de 1985

El duende que un recodo
del camino esperaba,
no salió en mi defensa. 
se escondió muy cobarde
en no sé qué rincón.
El diablo,
que acechaba en la puerta,
se aburrió de repente
y corriendo escapó.
Por la puerta entreabierta
                                          entró un rayo de luz
                                          que borró las tinieblas
                                          y que todo aclaró...


Cuando llegué de la escuela, la abuela me llamó aparte y me dijo qué era lo que pensaba hacer porque así las cosas no podían seguir, que todo ésto a ella le hacía mucho mal y que, aunque nosotras no lo pudiéramos creer, a mamá y a papá también.

Entonces le empecé a explicar lo que pasaba o lo que yo creía que pasaba. En eso pasó mamá y empecé a explicarle a ella. Creo que más que hablar, le grité. No se consiguió nada. Le dije de la carta, se la comencé a leer (mal), pero se fue.

Llegó papá. De mi bronca, ni siquiera salió un "hola". Almorzamos. Yo me pasé todo el almuerzo con los ojos clavados en el televisor.

Cuando terminé de comer me acosté y como a las 17 hs. me levanté, tomé una taza de Vascolet y me volví a acostar. Desde entonces hasta la noche estuve todo el tiempo en la cama llorando a mares del sufrimiento, porque, para colmo, me había indispuesto. Yo creo que eso, sumado a los nervios, fue la causa de que me hubiera venido con tantos dolores.  Después de no sé cuánto tiempo pasó Gustavo y me vio que estaba llorando, entonces me dijo:

-Vivi, qué te pasa, por qué llorás.
-Nada, nada- le contesté.
-Dale, decime, dale, que yo soy tu hermano Vivi, dale...

Pero yo le decía que nada y seguía llorando. Entonces se fue a la cocina y creo que le contó a mamá.
Yo, en el fondo, deseaba que alguien viniera y me ayudara. Así no podía más. Por lo menos para que me dijeran algo. Pero... una también tiene su orgullo, y ese orgullo me impedía llamar a alguien.

Mamá apareció y se sentó en la cama. Me abrazó y me preguntó dulcemente: -¿Qué te pasa tontita?. Primero le dije que no me pasaba nada, estaba la abuela.  Y eso para ella es lo peor. Lo que pasa es que cuando yo tenía que decirle algo se lo decía, por más que adelante estuviese el presidente.

Además pretende que le ayude un poquito más. Y tiene razón. Siempre me hizo todo y me acostumbré sin darme cuenta que es injusto para ella. Tiene razón y voy a tratar de cambiar.

Todo lo que decía de Patri era para hacerme reaccionar a mí. Me prometió que iba a hablar con ella para aclarar las cosas.

Con papá llegué a la conclusión de que lo que tiene son celos y me quiere demasiado, por eso quiere sobreprotegerme. Por eso, en un momento de bronca, me prohibió ir a estudiar a lo de Pata. Dice que acá no molesta, al contrario, él no tiene ningún problema en acompañarla cuando tenga que irse tarde. Yo le expliqué que a la madre le parecía demasiado que siempre viniera ella. Él repetía y repetía que no había problema.

Bueno, después de mil argumentos, era de esperar que entendiera. Pero no, ¡qué hombre más testarudo! ¿todos serán iguales? No me imponía nada pero me decía que era mejor que estudiáramos acá (por más que a la vuelta me acompañara la madre, "podían pasar cuatro negros en un coche y subirnos a las tres"- eso decía).

Le contesté que no iba a cambiar eso y que íbamos a estudiar un poco en cada casa. No le gustó mucho pero tampoco dijo nada.

Conclusión:
- Celos excesivos por la edad
-Demasiado amor paternal y sobreprotección.

Estoy contenta. Las cosas se aclararon. Sé dónde estaban los problemas y espero que entre todos podamos solucionarlos.

Hablando se entiende la gente.

miércoles, 1 de febrero de 2017

RELATOS ADOLESCENTES - PARTE XI

Jueves 17 de octubre de 1985



"Quizás... un duende"

En este día gris no puedo pensar
porque es un día negro
lleno de maldad.
El diablo en la puerta
no me deja escapar
me tiene aquí encerrada
con odio y ansiedad.
Me tiene aquí, encerrada,
no puedo escapar.
En este laberinto son salida,
busco y busco el camino...
no lo puedo encontrar.
Quizás en un recodo de este negro camino...
Quizás... un duende, me ayude a escapar.


Cuando llegué estaba saliendo Laura y dijo que quería hablarme. Las chicas pasaron y yo me quedé afuera. Era preferible que me callara porque ya había habido una discusión y "el horno no estaba para bollos".- dijo.
Entré, puse la pava para tomar unos mates mientras estudiábamos.  En eso se aparece papá y me llama aparte. Me dijo, o me gritó (creo que lo último):
-Hoy vi a tu madre con lágrimas en los ojos. la próxima vez que la vea así te pego una trompada en medio de la cara, te desfiguro. Después voy preso, está segura de que voy preso. Pero yo te desfiguro.
Y siguió:
-Otra. Siempre te la arreglaste para estudiar sola  (cosa que es mentira), así que no vas a ir a ningún lado a estudiar, a ningún lado.-
Daba miedo escucharlo.
Pero qué se cree carajo! A ver, a los 19 años, ya casi 20, voy a tener que depender de ellos para todo. Mirá si van a decidir si tengo que resumir acá o en la casa de Patricia.
Además, lo de que nunca lo hice, es mentira, porque miles de veces me quedé "toda la noche" en lo de Pata preparando exámenes o trabajos.
Lo que pasa es que quieren que me quede sin nadie, que pierda a la mejor amiga que he tenido, que tengo, que quiero y voy a seguir teniendo.
¡Qué estupidez!¿Esto es querer?
Si hasta creo que pensaron que cuando se presentara la oportunidad la iban a echar!
Lo que más bronca me dá, y ésto se lo contaba hoy a ella, es que nos que tengan algo en su contra sino que quieren hacerme doler a mí.
Esto lo comprobé recién, cuando Laura me comentó algo que le habían hecho a Mariel (que también es macanuda). Le está empezando a pasar lo mismo.
Para reventarnos a nosotras se la desquitan con nuestras amigas, y ellas no tienen nada que ver.
¡Al final son grandes al pedo!
Me gustaría no crecer más si es que voy a ser como ellos. Pero están muy equivocados si piensan eso.
Jamás quiero ser como son ellos.
Con respecto a la carta, la leyeron Patricia, Laura, Mariel y Verónica (dos amigas de Laura) y todas coinciden en que ya es tarde o que, por lo menos, dejó de ser el momento oportuno.
Yo estoy empezando a creer lo mismo y no sé qué hacer. Otro que había parecido un camino y no era más que un callejón sin salida.



La poesía que iba a escribir era "Mi rincón". Se la iba a escribir en una tarjeta que yo misma pensaba pintar y al final escribiría:
"Ayudáme a buscarlo"
¡Ayúdenme a encontrarlo!
Iba a ser fruto de mis manos, mi mente y mi corazón, solamente para ellos. Pero ahora, después de todo lo que pasó, no sé.
Hoy no les dije una sola palabra en todo el día. Yo, que soy un loro. Yo, que iba al frente y decía :-Mamá, ya vengo- y le daba un beso. Y que cuando volvía le daba otro beso. Y eso pasaba durante todo el día. ¡No sé cuántas veces las saludaría desde la mañana hasta la noche!
Los padres que ahora veo ya no son "mi papá y mi mamá". Son otros. 
¡Qué ironía! Antes me enorgullecía hasta hablar de toda la comunicación y comprensión que había entre nosotros.

lunes, 30 de enero de 2017

RELATOS ADOLESCENTES - PARTE X


Martes 15 de octubre de 1985


"AMOR"

Amor...
hoy más que nunca
deseo que estés aquí.
Así podrías regalarme un mundo entero repleto de felicidad;
un barrilete que nos remontara
al cielo azul,
a la inmensidad;
o un simple beso, sólo un beso bastaría
para que mi alma se sintiera entera
para que mi ser tuviera un motivo
para que mis pasos tuvieran sentido
dentro de este mundo de odio y crueldad.
Si tu aparecieras
surgiría en mí toda la fuerza,
crecería en mí todo el amor
y encontraría en cada mañana un motivo para seguir viviendo

sábado, 28 de enero de 2017

RELATOS ADOLESCENTES - PARTE IX

Lunes 14 de octubre de 1985


Quisiera poder hoy mismo encontrar ese rincón del que hablaba en mi poesía.

Quisiera que todo esto que me está pasando no fuera más que una espantosa pesadilla.

Quisiera poder cerrar los ojos y encontrarme, al abrirlos, con que todo ha cambiado, con que todo es como tiene que ser. Simple y verdadero.

Ayer a la tarde nos reunimos con Patricia para resumir temas de Historia. ¡Cómo será lo que hicimos que no recuerdo haber resumido algo! Estuvimos toda la tarde charlando y tomando mate, riéndonos de cualquier pavada. Más tarde se nos ocurrió jugar a la paleta y como no teníamos nos arreglamos con la mitad de una que yo había encontrado en el fondo de casa y con un pedazo de madera de cajón de manzana con el que ella se construyó "su paleta", si así podía llamarse (tanto la de ella como la mía). Bueno, era domingo. ¡Qué íbamos a estudiar! Pero nos re divertimos.

Durante todo el día (aunque era horrible y llovía de rato en rato) tuve ganas de salir a tomar algo, pero más de ir a bailar, en el fondo quería encontrar a Roberto. Aunque me costó reconocerlo, me gusta y tengo ganas de que me hable.

A pesar de que no me animaba a decirle a Pata porque se sentía mal porque Jorge no había venido y ya va a hacer un mes que no tiene noticias de él, cuando me preguntó si tenía ganas de ir a bailar (al final tuvo la iniciativa ella), me "prendí" enseguida.

¡Para qué! Hubiese sido mejor decir que no. Aquel domingo, bailando, Roberto me dijo que no había persona más verde que él. Yo creo que se equivocó porque "esa" soy yo.

Fuimos a la casa de ella, así se cambiaba, volvíamos, me cambiaba yo y salíamos. Entonces se le ocurrió que me quedara a dormir en su casa así no teníamos que andar embromando a nadie para que nos acompañara. Idea genial - pensé - y acepté.¡Epa! ¡Tengo 20 años! Bueno, dentro de poquito. Pero... cómo no voy a poder decidir una taradez así! PRIMER ERROR! En mi casa creen que tengo dos. Aunque no sé por qué.

Patricia se cambió, llegamos a casa y le dije a mamá. ¡DIOS!

-Ah, no sé. Decile a tu padre.- Me dijo, como que tuviera que pedir permiso.

Me cambié y me pinté con toda la bronca. Mientras me pintaba en el baño, hablábamos con Patri. No podía ser. Además hay tonos y tonos para decir las cosas.

¡Otra! Como no les bastaba con amargarme la noche a mí, también se la amargaron a Patricia.

-Así como para que después los novios no se quejen...- dijo mamá a la pasada.

Pero que se cree! Si Jorge está un mes en Mar del Plata (va a estar un año y medio), Patricia no puede quedarse encerrada en la casa para volverse loca (y más como son los padres), tiene que distraerse. Y eso no quiere decir que "le vaya a meter los cuernos a Jorge". Además es la tipa más macanuda y seria que conozco. Y lo quiere con toda su alma!

Pero tenían que ligarla todos, por extensión. A pesar de todo, cuando yo lloraba en el baño, se deshacía para consolarme. Me decía que las lágrimas me hacían fea, que así las cosas no se iban a solucionar, que cuando Jorge y ella se casaran me iban a hacer un cuartito en el fondo para mí sola, que yo valía mucho y que acá no se daban cuenta de lo que tenían. Esas cosas que sólo puede decir una buena amiga, alguien que puede dejar de lado algo que le pasa para ayudarnos, alguien que nos quiere mucho.

¡Cuando le dije a papá! El escándalo que armó. Me dijo que yo tomaba las decisiones por mí sola, que no consultaba a nadie, ni que fuera qué, etc., etc., etc.

Le contesté: -¡Pero papá! Primero que te lo estoy diciendo. Además, si yo fuera una tilinga cualquiera que te dice voy a tal lado y se va a un HOTEL con uno distinto cada noche... Después, si me fuera a quedar a la casa de alguien cualquiera que no conoces, pero Patricia, hace rato que somos amigas. Estamos todo el día juntas. Conocen la familia, la casa. Y... ¿qué se yo cuántas cosas más?!

Me dijo que no le importaba de quien fuera la casa, que a dormir se venía acá y que YO TENÍA QUE HACER TODO COMO ÉL DECÍA.  Pero agregó: -Hacé lo que quieras-

Así que fui a bailar, aunque no bailé. No tenía ganas. Y para completarla, quien yo quería que fuera, no fue. Era mi noche.

Me peleé con Verónica, una amiga de Laura. Para seguir ... ¡Verdeeeeee!

Volví.

La puerta "estaba cerrada". Empecé a empujarla o sacudirla como para que me sintieran. Si no me abrían, me iba.  Pero me gritaron: -¡Vaaaaa!

¡La puta!

Entramos,le dí un vaso de agua a Patricia y dije fuerte que la acompañaba como para que me escucharan.

La acompañé dos o tres cuadras y me volví sola. No entiendo. ¡Cuánto mejor hubiera sido que me quedara en la casa de Patri a que anduviera a la 1:30 de la madrugada sola por la calle!

¡No! ¡Si cada vez vamos mejor!

Hoy no les dirigí la palabra en todo el día. Aunque, como una estúpida, cuando me iba a la casa de Patricia, grité que me iba. Así también volví a las 11 de la noche. Se hubieran merecido que el domingo me pasara algo, o que fuera una loquita cualquiera (de las que hay tantas) que un día se les aparecen con la panza llena y no saben de quién.


Pero yo me quiero mucho, sé muy bien, y de sobra, lo que valgo como persona; tengo mis cosas, mis defectos, pero todo el mundo los tiene. Por eso sé cómo tengo que ser y no voy a tirar mi vida a la mierda por darle en las bolas a ellos.


¿Se nota que tengo bronca?

viernes, 27 de enero de 2017

RELATOS ADOLESCENTES - PARTE VIII

Viernes 4 de Octubre de 1985

Hoy volví a pensar en el "mosquito". Digo... Roberto. Lo que pasa es que embromando con Patricia se me ocurrió ese sobrenombre. Todo porque cuando el miércoles lo cruzamos por la calle , tenía puestos unos anteojos verdes, y además, los bigotes le marcaban más la nariz (¡quién habla!...), entonces dije que parecía un mosquito.

Bueno. Seriedad. Como decía, hoy volví a pensar en él. Tuve ganas de encontrarlo por la calle, y cuando a las 11:30 salí de la escuela, me fuí con una excusa hasta el kiosco de tío, compré unas hojas y una carpeta, hice tiempo, y volví con la esperanza de verlo por el camino, ya que él, creo, sale de trabajar al mediodía.

¡Qué estúpida! ¿Por qué tenía que molestarme?... Ni que me gustara... o sí?

¡Quién me habrá mandado a mí a ser como soy?

¡Basta!

Hablando de otra cosa, hoy se me ocurrió otra poesía. Sí, Estoy hecha toda una Alfonsina Storni. Nada menos que yo, que estaba creída que no podía escribir dos versos seguidos.

Ahí va:

"Mi rincón"

Tal vez exista en el mundo
un rinconcito vacío
esperando que lo llenen
con algo puro, muy puro...
Tal vez en ese rincón
corran ríos de cristal,
donde sólo se reflejen
el amor y la verdad.
Tal vez hay allí colinas
cubiertas con mil colores...
Tal vez los pájaros canten
sin temor a las prisiones.
Tal vez también haya niños
que hagan sonreir abuelas,
que nos sirvan como ejemplo
de lo que nunca aprendemos.
Tal vez...
¡que "tal vez" tan largo!
Podría seguir hablando
del rincón imaginario,
pero no puedo...
ya es tarde...
tengo que ir a buscarlo.

miércoles, 25 de enero de 2017

RELATOS ADOLESCENTES - PARTE VII


Jueves 3 de Octubre de 1985




Hoy terminé una poesía que había empezado hace dos o tres días.





SOLO AMAR...

Me encierro en mi mundo
y empiezo a soñar...
encuentro algún príncipe
que me hará llegar
a ese:
mi mundo de felicidad.
Creo que ya es tiempo
pronto aquí estará:
abrirá la puerta,
mirará mis ojos,
besará mis labios,
me dirá te quiero,
y me hará sentir
el calor tan tierno que brinda el amor.
Ese amor que está
muy adentro mío,
inquieto, esperando,
que llegue el momento
de brindarse entero y con plenitud,
darse en cuerpo y alma
sin temor a nada,
darse, sólo eso...
y amar, sólo amar...

RELATOS ADOLESCENTES - PARTE VI

30 de Septiembre de 1985

Anoche, domingo, fui a bailar. En el camino me pareció reconocer al chico sin nombre del que había hablado antes. Me parecía, estaba casi segura de que era él. Y no sé por qué me dio miedo, y por eso no podía aceptar que fuera él. ¡Qué tonta!.
Decía:

- No, seguro que no es. No, no es.

Pero él también me había visto y (si es cierto lo que me dijo después) se paró en un banco de la plaza porque quería estar seguro de que era yo.

Cuando pasé a su lado casi no lo miré, ¡tenía miedo!, ¡estaba nerviosa! Realmente no me lo podía explicar.

Llegué a Sabbat. Al rato salí a bailar con un pibe que no conozco. Estuve un rato, me aburrí y le dije que me disculpe, que no quería bailar más. ¡Más plomo! ¿Estaba bailando conmigo o con los amigos que tenía atrás? ¿Qué se pensaba?

Después de un rato llegó él y empezó a dar vueltas por donde estaba yo. Bueno. Eso me pareció.

Me sacó a bailar. Salí y bailamos casi toda la noche. ¡Me sentía tan bien!

Charlamos, me contó cosas de su vida, cosas que le gustan, que le preocupan. Me mostró su cara seria y su cara divertida.

Me divertí tanto y me sentí tan bien como pocas veces me había sentido con alguien. Creo que la última vez que me reí tanto con un chico fue cuando bailé con él,  en febrero.

Ahora sé que se llama ROBERTO. Ya no es más el chico anónimo, al que alguna vez me había dado vergüenza preguntarle por cuarta vez cómo se llamaba.

No sé que es lo que tiene, pero consiguió que no me lo pudiera sacar de la cabeza en toda la noche y en todo el día de hoy.

¡Bueno! ¡Basta! Si leyera esto se agrandaría tanto que no podría pasar por ninguna puerta!

Me contó que va a ir caminando hasta Luján, ¡pero solo!. Dice que es una especie de desafío para con él mismo. Dice que si lo consigue, podría conseguir además un montón de cosas. Yo quiero que llegue. Estoy segura que va a llegar.

A pesar de todo, si me hablara, no sé que le diría. No estoy segura de poder decirle que sí, aunque lo desee. No sé por qué. No es por él. Es algo que pasa muy dentro de mí, algo que ni siquiera yo puedo entender.

Creo que es miedo.

martes, 24 de enero de 2017

RELATOS ADOLESCENTES - PARTE V

19 de septiembre de 1985

Creo que no voy a aguantar más.

La actitud de papá para con todo me hace acordar a cuando tomaba. Esas explosiones por pavadas. Ese querer imponerse no importa la razón. Me deja sin armas para poder luchar. Las palabras no sirven. él quiere siempre tener razón. No importa que algo sea blanco si él dice que es negro.

Muchas veces intenté hablarle pero es inútil, no quiere aceptar mi forma de ser ni de pensar, todo tiene que ser como él quiere. Tengo 19 años, voy a cumplir 20 dentro de un mes y para papá sigo teniendo 10 o 12.

Necesito que me acepte tal como soy, con mis ideas y mi forma de pensar, que me enseñe lo que tenga que aprender pero no con imposiciones, que me deje ser "yo".

Pero por más que intento hablar, él lo toma como que soy una desagradecida, como que no reconozco todo lo que hicieron por mí, Y ESO ES MENTIRA!

No tienen ni la menor idea de cuánto los quiero.

No puede aceptar que nosotros, sus hijos, esos pedacitos de carne llorones que una vez sostuvo con una sola mano, crecemos y necesitamos que nos acepte tal como somos. Y que se nos reconozca como personas, con derecho a pedir explicaciones y a exigir ejemplos

domingo, 22 de enero de 2017

RELATOS ADOLESCENTES - PARTE IV

11 de Septiembre de 1985


Hoy Patricia, mi mejor amiga, descubrió mi diario. Es decir, ella estaba haciendo unos ejercicios y cuando vio que yo ojeaba un cuaderno me preguntó qué era. Primero le dije que no era nada. Pero si hay algo lindo entre nosotras es que nos manejamos con la verdad. Sí, a veces resulta un poco duro, pero nos dimos cuenta que es la única forma de que una amistad funcione.

Creo que fue por eso que en el momento en que le dije "nada" con la voz, también le dije que era algo muy mío con la mirada. Entonces me preguntó si era mi diario y le contesté que sí y se lo ofrecí para que lo leyera. A pesar que en un momento dije o pensé que no quería que nadie lo leyera, me dí cuenta una vez más que en ella podía confiar.

Lo leyó. Renglón a renglón. Hablamos. Eso me ayudó.

Ahora que recuerdo, justamente antes que ocurriera todo esto, Patricia estaba escribiendo unas poesías infantiles que se le habían ocurrido, cuando se acordó de una que me dijo que antes siempre se la repetía, y que yo tenía que tener presente:


En tus ojos adivino paisajes,
detrás de tus lágrimas
presiento el arco iris.
Vive tus sueños,
cultiva la ilusión,
atrapa los silencios
y verás muy pronto
que el alma que en ti habita
florecerá en ternura
cuando el que esperas llegue.

Espero que estas líneas me sirvan para poder caminar con un poquito más de fe. Por eso quiero recordarlas.

sábado, 21 de enero de 2017

RELATOS ADOLESCENTES - PARTE III

1 de septiembre de 1985


Es casi medianoche y no sé por qué aparece en mi mente algo rarísimo que me pasó este viernes. Alrededor de las 19 o 19,30 hs. salí a la puerta, estaba aburrida y, a la vez, no encontraba nada que hacer (aunque tenía bastante).

El caso es que estaba parada en la puerta de casa. La cuadra no estaba muy iluminada, sólo la luz del almacén y su movimiento daban un poco de vida a la calle. No sé el tiempo que llevaba allí, mirando la gente que pasaba sin prestarles ninguna atención, cuando al mirar hacia la esquina vi la figura de un muchacho que se acercaba. Aunque sólo distinguía su silueta, no podía ver siquiera sus rasgos porque todavía no estaba en la zona donde daba la luz. ¡No puedo recordar por qué!... recordé a un chico que había conocido en Sabbat, un sábado, en febrero.

Recuerdo que fue una noche estupenda, bailé con él casi todo el tiempo que estuve ahí, me divertí tremendamente. Charlamos lo que pudimos, por la música, y ¡aunque parezca mentira!, y a pesar de que me dijo el nombre tres veces, no lo sé. No es que no me acuerde, no, sino que la música estaba tan fuerte que no pude escucharlo y me dió vergüenza volver a preguntarle por cuarta vez. Por lo poco que pude entender, creo que se llamaba Ricardo o algo parecido.

Después de un tiempo (dos o tres semanas) lo volví a encontrar, es decir, me lo crucé en una esquina; y, a mitad de año nos encontramos en un kiosco. En ambos casos creo que a los dos nos pasó lo mismo, fue, primero, como un encontrarse el uno con la mirada del otro, después un "hola" o un "chau" que no se animaba a salir de nuestros labios pero salía y sonaba un poco así como sorprendido, y finalmente el retomar nuestros caminos sin tener la seguridad de sí debíamos seguir o para a hablar, sin saber realmente qué era lo que teníamos que hacer. Una cosa era clara, cada uno se acordaba del otro, y, no sé él, pero yo me quedaba sorprendida, y aún lo estoy, con el hecho, la seguridad, de que me recordara.

Volviendo al viernes, sin tener la posibilidad de saber quién era esa persona que se acercaba por la vereda de enfrente, pensé en él. Y... oh sorpresa! ¡Era él!. Me saludó como sorprendido, me miró y siguió caminando. Como yo lo miraba, él dejó de hacerlo por un momento, siguió caminando, cruzó de vereda y volvió a mirar.

Yo. Parada en la puerta de casa, hacía lo mismo. Es decir, cuando miraba y descubría que él también lo hacía, me daba vuelta por un segundo, pero algo podía más que yo y volvía a mirar. No sé si es lindo o feo, sólo que es alto y tiene el pelo oscuro. Creo que no importa. Como fuese, me gustaría volver a encontrarlo pronto y, eta vez, charlar...


viernes, 20 de enero de 2017

RELATOS ADOLESCENTES. PARTE II

25 de Agosto de 1985

     Creo que soy realmente mala, o egoísta. No sé exactamente cuál de las dos cosas. Pero no puede ser que mientras mi abuela está luchando por su vida yo esté preocupándome únicamente por mí, que aproveche cualquier oportunidad para ponerme a llorar por mi soledad, de la cual, hasta el momento, parece que no voy a salir.

Recién me acuesto, dieron las 23,30 hs. y no tengo ganas de dormir. Desearía con toda mi alma que alguien tocara a la puerta y dijera:

- Viviana,llegué. Soy ese príncipe azul que tanto esperabas. Llegué y te voy a hacer tan feliz que muy pronto, ¿qué digo? ¡ya! te vas a olvidar de todo lo que sufriste esperándome-.

¡Qué lindo es soñar! Lástima que cuando se despierta, uno se encuentra conque nada es como se lo había imaginado.

¿Por qué me siento tan mal? No sé. Probablemente sea porque necesito que me mimen un poco y porque veo que, no la mayoría sino todas mis amigas tienen alguien por quien vivir y yo no tengo nada ni nadie.

Por ejemplo, Sandra se casa en febrero; Patricia y Claudia, mis mejores amigas, hacen proyectos para casarse a finales del año próximo, las relaciones entre Marta y Juan Carlos marchan sobre rieles, y así podría seguir y seguir durante un buen rato.

Y no es que las envidie,aunque un poquito sí, pero les deseo toda la felicidad del mundo. Bueno, toda no, porque quiero un poquito para mí. Pero veo que todos son tan felices, tienen tanto, y yo no tengo nada. Hay momentos en los que quisiera morirme, porque vivir así no es vivir.

Esto no es justo.

La mayoría de las veces que salgo a la calle, cuando hago mandados, cuando voy a la escuela, cuando salgo a dar una vuelta, me la paso mirando a los chicos que pasan, como buscando o creyendo que uno de ellos está esperándome, está deseando que pase para poder verme. ¡Qué tonta! ¡Cómo si alguien se fijara en mí! Sin embargo no puedo evitarlo.  Es como si tuviera miedo de que el amor, la gran oportunidad de mi vida, la felicidad, pasara por mi lado y yo no me diera cuenta.

¿Qué tengo que hacer? ¡¿Y cómo?!, para que alguien se de cuenta que necesito amor, que quiero amar y sentirme amada...

Acaso tengo que colgarme un cartel en la espalda que diga: ¡EY! ¡ACÁ ESTOY YO! ¿ME VEN? Pero tengo tanta suerte que nadie lo leería. No, mentira, uno, por lo menos uno tendría que leerlo. Siempre hay una excepción. Con esto quiero decir que a pesar de todo tengo fe, aunque a decir verdad, cada vez menos.


Son las 12 hs., voy a apagar la luz y tratar de dormir.

jueves, 19 de enero de 2017

RELATOS ADOLESCENTES. PARTE I

Agosto de 1985


     Quisiera poder salir, sin rumbo, sin dirección, y caminar sin parar. Caminar, solamente eso, sin pensar, como un sueño. Y al regresar, o al despertar, encontrarme conque todo es distinto, conque todo ha cambiado. Sentir que soy Felizzzz!
Felicidad... ¿qué es la felicidad? Es difícil decirlo. La sentí cuando hice cosas que me gustaban, cuando me sentí querida. Pero es otra felicidad la que busco, es otra la felicidad que necesito, es la que se siente al encontrarse con la mirada del otro; al palpitar y estremecerse cuando pasa tan cerca que podemos sentir el olor de su piel; al desear un abrazo, un beso... y tenerlos, y sentirlos cargados de amor; al escuchar que nos dicen "te quiero" y al vivir únicamente por el amor que compartimos.
Todo esto lo deseo tanto. Más que desearlo,lo necesito tanto. A tal punto, a tal extremo que creo que no voy a poder seguir viviendo si ese "príncipe azul" no aparece muy pero muy pronto.
Quisiera que nadie, solamente Dios, leyera jamás esto que hoy escribo, porque es algo que solamente yo entiendo, porque es un sentimiento, un dolor, una esperanza que están muy dentro de mí.
Si alguien lo leyera, aunque comprendiera lo que siento, estoy segura que diría: "No te preocupes, al amor no hay que buscarlo, sin que vos lo pienses, aparecerá el día menos esperado". Y estas palabras, que sentí millones de veces, no sé por qué, pero cada vez que las vuelvo a escuchar, me hacen más daño.
Necesito sentirme mujer o, mejor dicho, convertirme en mujer. Llenar este vacío, esta soledad que cada día se hace sentir más. Conocer el amor.
¿Es algo tan difícil, tan imposible lo que pido? o ¿es que eso está prohibido para mí?

RELATOS ADOLESCENTES - INTRODUCCIÓN

Hurgando entre tesoros escondidos, recuerdos que se guardan, que se atesoran para no olvidar, encontré este pequeño cuaderno que nunca mostré a nadie, hasta hoy.
Comencé a leerlo casi sin determe, realmente uno adolesce durante esta etapa.
Me sorprendieron los sentimientos que se habían desdibujado con el paso del tiempo.
Me sorprendió esta adolescencia tardía que teníamos en otra época, ¡tenía 20 años cuando lo escribí!
No puedo creerlo, hoy ya veo estas cuestiones superadas en los niños de 11 a 17 años que asisten a mi casa para tomar clases particulares de Lengua y, aunque no lo crean, de Matemática. Ciencias que amé y sigo amando.
No creo haberles contado :soy una maestra jubilada recientemente, apenas cumplida la edad huí del sistema educativo, un sistema aculturador que intenté vanamente cambiar, pero que, aún así, no logró doblegar mi espíritu ni cambiar mis ideales. No logró aquietar mis ansias de expresarme a través del dibujo, la pintura y la escritura.
Hoy empiezo a compartir con ustedes un pedacito de mi historia, la que está escrita en este cuadernillo que sobrevivió a las idas y vueltas de la vida. Lo iré transcribiendo en distintos post.
Espero que disfruten leerla.

Viviana Ferro

lunes, 16 de enero de 2017

AUSENCIAS DE ALCOHOL

Un golpe en la puerta...
¿no puedes entrar?
Un hueco en la mesa...
¿no puedes estar?
En el aire flotan
ausencias de alcohol,
angustias ahogadas,
misterios de amor.
Manos que te arropan,
palabras de amor,
mentiras piadosas
cuidan tu dolor.
Quién sabe qué angustia,
que ingrata impotencia,
te obliga a escapar, 
borracho de sueños,
barco naufragundo, 
en mares de alcohol.
Por momentos puedes
tu reino, gozar,
pero en otros pierdes
sentido al andar.
Quién sabe qué angustia,
qué ingrata impotencia
te obliga a escapar,
pero en este puerto
de una sola reina,
ya sabes, tú puedes,
tú puedes anclar.

Viviana Ferro
16 de enero de 2017

domingo, 15 de enero de 2017

AÑORANZAS

Cuando era pequeña y mis vacaciones consistían en pasar unos día en la casa de mi abuela, una mujer de talla pequeña que combinaba misteriosamente su carácter enérgico y bastante autoritario con una indiscutible dulzura que la hacía mágica, solía pasar varias horas sentada a sus pies escuchando los cuentos que habituaba a contarme una y otra vez sin producir en mí el mínimo rasgo de cansancio. Historias de hadas y de brujas, relatos de la vida de personas que se ubicaban en un lugar muy lejano de mi árbol genealógico.
Con esas historias se hacían reales y posibles las románticas historias de Shakespeare donde el amor admitía los más grandes sacrificios, donde no había barreras, donde uno podía, con una escalera, tocar la mano de Dios.
Añoro esos tiempos donde salíamos con Mónica, mi prima, en busca de los jardines donde vivían las más preciadas rosas que cortábamos con la picardía y la inocencia de nuestra tierna edad para entregarlas a esta anciana con ojos de abuela que a veces finjía cierto enojo por quitarle la vida a esos manojos coloridos de perfume en su máximo esplendor.
Nuestro galán era Jorge. A él esperábamos cuando se acercaba el mediodía con deliciosas milanesas preparadas con hojas de una higuera vieja que muchas veces nos servía de casa, "la casa de la higuera", y revestidas con arena y condimentadas con yuyitos picados. Todo en una pequeña mesa vestida de fiesta... y de inocencia.
Mónica se sentía orgullosa, después del almuerzo, de poder sentar a Jorge en el sillón de la salita cuyas paredes estaban vestidas con fotos viejas de un abuelo que nunca conocimos, de un tapiz negro del que amenazaba escaparse un tigre suntuosamente bordado y cuadritos con caras talladas en madera por la manos de mi padre.
A veces, y a escondidas, nos zambullíamos de cabeza en el baúl secreto de Jorge que guardaba millones de cartas de admiradoras, no sé si todas conocidas por él, que nos hacían sentir más enamoradas y más celosas, de este tío que era diferente a los demás.
La Iglesia del pueblo sigue estando igual de majestuosa que en aquellos tiempos donde cada domingo asistíamos a escuchar los sermones de un cura viejo que nos hablaba en otro idioma.
La palaza que, de niñas nos brindaba todos sus juegos; de adolescentes, la mirada pícara de los chicos que nos decían algún piropo provocando en mi rostro un cambio brusco de colores y un sentimiento de inferioridad respecto de las demás chicas que lucían orgullosas sus cuerpos mientras yo trataba de esconderlo pues me daba vergüenza mi cuerpo de nena a pesar de mis 16 años. Ya, un poco más grande, era el sitio donde disfrutaba jugando con mi ahijada Lala, con Ceci, y un tiempito después con Flopi, todas ellas hijas de Jorge.
¡Cómo añoro esos tiempos! Tiempos de magia e inocencia.
¡Cómo agradezco haberlos tenido!

Viviana Ferro

NEFTALÍ BELTRÁN


“Eres ceniza, fuego que apagado 
resurge de sí mismo enardecido. 
Eres misterio de lo conocido
y libro abierto de lo inesperado.” 


NEFTALÍ BELTRÁN

sábado, 14 de enero de 2017

PALABRAS VANAS


Hoy no quiero escribir palabras vanas,
palabras sin sentido, nada más,
que te amo, te extraño y te deseo,
por qué he de decirlas si no estás;
que soledad no siempre es estar sola,
que me siento vacía una vez más.
Ya estas cosas la escribieron otros locos,
¡para qué! si todo sigue igual.
Hoy quiero renacer de las cenizas
y es en vano pues el fuego aún está
y no hay agua ni viento que lo apague,
no hay nada que haga olvidar.
Ya lo intentaron muchos en la historia...
¡Para qué! si todo sigue igual.

Viviana Ferro
Agosto de 1993

viernes, 13 de enero de 2017

QUIERO

Quiero un rayo de sol en mi ventana
que no pida permiso para entrar.
quiero un ave que muy de madrugada
venga a darme el buen día al despertar.
Quiero tu mano, Señor, sobre mi espalda,
que me empuje y me ayude a caminar.
Quiero sentirme viva en la mañana,
no una sombra que quiere deambular.

Viviana Ferro
1 de junio de 1993

DE QUÉ SIRVE

De qué sirve una verdad que no es la propia,
que digas "no te amo", si yo sí.
De qué sirve el amor si es mío solo
y qué hago con mi amor si vos no estás.
Si busco entre la gente y no te encuentro,
si te llamo en el silencio de la noche,
si te llamo y te llamo y no escuchás.
De qué sirve que invente que me quieres
si es un cuento que me hago, nada más.
De qué sirvo yo, perfecta o incompleta,
si no tengo tu mirada al despertar,
si las aguas de este océano me inundan
y mi barco sólo quiere naufragar.
De qué sirve que me pongas en la cima,
de qué sirve que me hagas una altar,
si en la cima, en el altar o en el infierno,
con un soplo el corazón me has de sacar.
Qué buscaste, Alfonsina, entre las olas,
qué encontraste en la profundidad del mar.
Hay acaso una pócima bendita
que el amor que no sirve hace olvidar.
... y si olvidas, Alfonsina, de qué sirve,
si del mar ya no puedes escapar...

Viviana Ferro
1 de junio de 1993

SOPLOS DE AMOR

Te quiero,
te quiero tanto
que no tenerte
es vivir de tanto en tanto
sin hacerme a la idea
de perderte; 
es por la calle ir caminando
con la ilusión ingenua de tenerte,
es de a ratos estar imaginando
la estúpida quimera de la muerte;
y es, por momentos,
encontrarme mendigando
soplos de amor arrancados a la suerte.

Viviana Ferro
Octubre de 1993

ES PRECISO

Es preciso que te olvide, amor, perdona,
pero así ya no puedo seguir,
eso dice mi mente cansada
de dar vueltas hojas de marfil.

Es preciso, amor, que regreses
pues así ya no puedo seguir,
eso dice el corazón en llamas
cada vez que te ha visto partir.

Viviana Ferro
Mayo de 1993

SI DECIDES VOLVER

Si decides volver una mañana
descubriendo que amas de verdad,
es posible que ya no encuentres nada
de quien tanto amor te supo dar.

No sé si alguna vez tú has sabido
que el fuego da calor, pero consume
si hay nadie esperándote en el nido,
que cuando el alimento se termina
el hambre te corroe y te fulmina.

No creas que esto es cruel reproche,
es sólo el deseo de avisar,
pues no es justo, amor, que tú derroches
tu energía donde un muerto está.

No entiendo por qué todo se termina,
entiendo que te amo y nada más.

Viviana Ferro
Mayo de 1993

LODO

Cuando te quedas solo
el vacío te invade
y lo intentas llenar,
si no es amor...
si es lodo...
quién lo puede aguantar?
Te buscas a tí mismo
y te encuentras
al borde de un abismo sin final
y gritas!
y en el eco hay lo mismo
y entonces...
¿Hasta cuando he de esperar?

Viviana Ferro
Mayo de 1993

ACTUACIÓN


Actuar para vivir,
vivir para actuar,
eso es vivir
cuando el amar
no se puede concebir

Viviana Ferro
Mayo de 1993

DISYUNTIVA

Cuando el fuego te quema por fuera
te puedes correr.
si esa llama la llevas adentro
no hay nada que hacer.
Cuando el ruido te viene de afuera
tú puedes no oir,
si te habla tu alma ensangrada
no puedes huir.
Me dijeron que el tiempo es quien cura
¿tú me puedes acaso decir,
qué instrumento lo mide y lo pesa
y qué hacer para sobrevivir?
¡Qué es vivir si el vivir no te deja
alimento para subsistir?
Si nacer o morir es lo mismo,
pues qué hago entonces yo aquí?

Viviana Ferro
Marzo de 1993

jueves, 12 de enero de 2017

OCULTO

Tras de las paredes,
bajo los tejados
y un cancel cerrado
por la blanca nieve...
una llama ardiente
y un sol apagado.
Tras un hombre solo
que al amor escapa,
una encrucijada,
espina escarlata
pinchando en el todo
cubierta de nada.
Tras la puerta abierta,
tras de mi mirada,
puede estar el todo
que llene la nada.

Viviana Ferro
23 de junio de 1993

SI APARECES AHORA

Si apareces ahora
y te tengo en mis brazos
aunque no sea la hora
te abriré mi regazo.

Si en tus ojos yo veo
lo que temo no ver...
¡Es cruel mi deseo,
hoy no temo perder!

Si tu voz me acaricia
y tu alma también
yo me entrego a la brisa
como abeja a la miel.

Y si no tienes nada
que dar a mi querer,
me entregaré a mi almohada
para allí perecer.

Y si es grande este Dios,
y yo sé que lo es,
escuchará mi voz
inclinada a sus pies.


Viviana Ferro
23 de junio de 1993

Tú que todo lo sabes,
tú que todo lo puedes,
tú que diste la vida
por nosotros aquí...

Oh! Señor de los cielos
dame un poco de luz,
ilumina mis días 
para sentirme viva.

Imperfecta, incompleta,
miserable y esquiva,
hoy mi alma perdida
te suplica la brisa
de tu corazón puro.


Viviana Ferro
Febrero de 1993

DESCONSUELO

Este amor que yo siento
que me oprime por dentro
más que amor, sufrimiento,
es amor inocente.

Este amor no es paciente
y te quiere a su lado
y te siente verano
aunque todo sea en vano.

Este amor no comprende
!0h, cruel ser amado!
que tu NO es para siempre, 
que te has alejado

Viviana Ferro
Febrero de 1993